miércoles, 5 de julio de 2017

Una estrella en el horizonte


Existían millones de estrellas en el cielo, estrellas de todos los colores: blancas, plateadas, verdes, doradas, rojas, azules. Un día, inquietas, ellas se acercaron a Dios y le propusieron:

- Señor, nos gustaría vivir en la Tierra, convivir con las personas.

- Así se hará , respondió el Señor. Las conservaré a todas ustedes pequeñitas, tal como se ven de lejos, para que puedan bajar a la Tierra.

Cuentan que aquella noche ocurrió una fantástica lluvia de estrellas. Algunas, se acurrucaron en las torres de las iglesias; otras, fueron a jugar y a correr con las luciérnagas por los campos; muchas se mezclaron con los juguetes de los niños. La Tierra quedó, entonces, maravillosamente iluminada. 

Pero con el correr del tiempo, las estrellas decidieron abandonar a los hombres y volver al cielo, dejando a la tierra oscura y triste.

- ¿Por qué volvieron? - preguntó Dios, a medida que ellas regresaban al cielo.

- Señor, nos fue imposible permanecer en la Tierra, existe allí mucha miseria, mucha violencia, hay demasiadas injusticias.

El Señor les contestó:
- ¡Claro! Ustedes pertenecen aquí, al Cielo. La tierra es el lugar de lo transitorio, de aquello que cae, de aquel que yerra, de aquel que muere. Nada es perfecto. El Cielo es el lugar de lo inmutable, de lo eterno, de la perfección.

Después que llegaron gran cantidad de estrellas, Dios verificó la cantidad y habló de nuevo:
- Nos falta una estrella, ¿dónde estará? 

Un ángel que estaba cerca replicó:
- Hay una estrella que resolvió quedarse entre los hombres. Ella descubrió que su lugar es exactamente donde existe la imperfección, donde hay límites, donde las cosas no van bien, donde hay dolor.

- ¿Qué estrella es esa? - volvió a preguntar Dios.


- Es la Esperanza, Señor, la estrella verde. La única estrella de ese color.

Y cuando miraron a la tierra, la estrella no estaba sola: la tierra estaba nuevamente iluminada; había una estrella verde en el corazón de cada persona. 

Porque el único sentimiento que el hombre tiene y Dios no necesita retener es la Esperanza. Dios ya conoce el futuro y la Esperanza es propia del ser humano, propia de aquel que yerra, de aquel que no es perfecto, de aquel que no conoce el porvenir.

Recibe en este momento esta Estrella Verde en tu corazón, la Esperanza. No dejes que ella huya y no permitas que se aparte. Ten la certeza que ella iluminará tu camino. Sé siempre positivo y agradece todo a Dios; sé siempre feliz y contagia a otras personas tu felicidad.

Autor desconocido.

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