No era
feliz
Entonces,
escribió un libro, plantó un árbol,
tuvo
un hijo y tampoco pudo decir que lo era.
Entonces,
escribió otro libro, plantó más árboles
y tuvo
varios hijos, pero nada cambió.
Entonces,
escribió sobre el árbol, tuvo cinco mil
libros,
plantó a sus hijos, y fue más desdichado.
Entonces,
plantó los libros, les escribió a sus hijos
y se
sintió más desgraciado.
Entonces,
cerró el libro, le habló a sus hijos y
se
durmió bajo el árbol para siempre.
En ese
lugar hay una placa que dice:
"Yace
aquí un hombre que
se
olvidó de amar
a los árboles,
a los hombres
y a
sus hijos”
Jorge
Bucay
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