viernes, 18 de marzo de 2016

Frase célebre sobre la esperanza


Robert F Kennedy: (1925-1968) Abogado y político estadounidense. Fiscal General de Estados Unidos. Cuando hacía campaña para ser presidente del país fue asesinado.

Cuento sobre la felicidad: Mañana seré feliz


Cuentan que una persona era muy infeliz. Cierto día reconoció de que debía cambiar. Entonces, se prometió a sí misma que ése sería el último día para sentirse mal, al siguiente día sería muy feliz. 

Se pasó las últimas horas de la tarde pensando cuán feliz sería, se veía disfrutando de todas las cosas, todo sería perfecto, iba a ser una persona feliz. 

Escribió en varias páginas todo lo que viviría en el futuro, aquellas cosas que haría, sus sueños postergados, y se fue a dormir…

Al día siguiente, los vecinos, al no ver que saliera como de costumbre, fueron a tocarle a su puerta. Tras muchos intentos, se asomaron por la ventana y vieron que permanecía aún en su cama. Como eso era muy extraño, decidieron entrar, y entonces confirmaron sus sospechas: había muerto durante la noche.

Cuando leyeron lo que había escrito, pensaron:
¿Por qué esperó tanto para ser feliz?

Fuente del mensaje: Depresión no gracias
Imagen: morguefile

miércoles, 16 de marzo de 2016

Nunca te detengas - Santa Teresa de Calcuta


Siempre ten presente que la piel se arruga,
el pelo se vuelve blanco,
los días se convierten en años…
Pero lo importante no cambia;
tu fuerza y tu convicción no tienen edad.

Tu espíritu es el plumero de cualquier telaraña.
Detrás de cada línea de llegada, hay una de partida.
Detrás de cada logro, hay otro desafío.
Mientras estés viva, siéntete viva.

Si extrañas lo que hacías, vuelve a hacerlo.
No vivas de fotos amarillas...
Sigue, aunque todos esperen que abandones.
No dejes que se oxide el acero que hay en ti.

Haz que, en vez de lastima, te tengan respeto.
Cuando por los años no puedas correr, trota.
Cuando no puedas trotar, camina.
Cuando no puedas caminar, usa el bastón…
¡Pero nunca te detengas!


Santa Teresa de Calcuta

Frase célebre sobre el amor


martes, 15 de marzo de 2016

La canción de tu alma



Cuando una mujer de cierta tribu de África sabe que está embarazada, se interna en la selva con otras mujeres y juntas rezan y meditan hasta que aparece la «canción del niño».

Ellas saben que cada alma tiene su propia vibración, que expresa su particularidad, unicidad y propósito. Las mujeres encuentran la canción, la entonan y la cantan en voz alta. Luego retornan a la tribu y se la enseñan a todos los demás.

Cuando nace el niño, la comunidad se reúne y le canta su canción. Cuando el niño va a comenzar su educación, el pueblo se reúne y le canta su canción. Cuando inicia su etapa como adulto, nuevamente se juntan todos y le cantan. Cuando llega el momento de su boda, la persona escucha su canción en voz de su pueblo.

Finalmente, cuando el alma va a irse de este mundo, la familia y amigos se acercan a su cama y, del mismo modo que hicieron en su nacimiento, le cantan su canción para acompañarle en el viaje.

Pero en esta tribu hay una ocasión más en la que los pobladores cantan la canción. Si en algún momento la persona comete un crimen o un acto social aberrante, se la lleva al centro del poblado y toda la gente de la comunidad forma un círculo a su alrededor. Entonces... le cantan su canción.

La tribu sabe que la corrección para las conductas antisociales no es el castigo, sino el amor y el recuerdo de nuestra verdadera identidad. Cuando reconocemos nuestra propia canción, ya no tenemos deseos ni necesidad de hacer nada que pudiera dañar a otros.


Anónimo

lunes, 14 de marzo de 2016

Frase célebre de Ralph Waldo Emerson



Ralph Waldo Emerson (1808-1882) Escritor, filósofo y poeta estadounidense. Uno de los autores influyentes para el movimiento de "Nuevo Pensamiento".

"Si sientes que todo perdió su sentido, 
siempre habrá un -Te quiero-, 
siempre habrá un amigo"

sábado, 12 de marzo de 2016

Los miércoles, milagros


Aquella tarde a Gabriela le preguntó su amigo Jacinto:
- ¿Qué has hecho hoy en la escuela?
- He hecho un milagro, respondió la niña.
- ¿Un milagro? ¿Cómo?
- Fue en el catecismo
- ¿Y cómo hiciste el milagro?
- Tenemos como profesora a una señorita que está muy enferma. No puede hacer nada ella sola, sólo hablar y reír.
- ¿Y qué pasó?
- La señorita hablaba de los milagros de Jesús. Y los niños dijeron: No es verdad que haya milagros. Porque si los hubiera, Dios te hubiera curado a ti.
- Y ella, ¿qué dijo?
- Dijo: Sí, Dios hace también milagros para mí.
Y los niños dijeron: ¿Qué milagro ha hecho?
- ¿Y entonces?, preguntó Jacinto.
- Entonces ella dijo: Mi milagro sois vosotros.
¿Por qué?, le preguntamos. Y ella dijo: Porque me lleváis los miércoles a pasear, empujando mi carrito de ruedas.
¿Lo ves? Hacemos milagros todos los miércoles por la tarde. La señorita dijo también que habría muchos más milagros si la gente quisiera hacerlos.
- ¿Te gusta hacer milagros?
- Sí. Tengo ganas de hacer un montón. Primero pequeños. Cuando sea mayor voy a hacer milagros grandes.
- ¿Todos los miércoles?
- Quiero hacerlos todos los días, toda la vida.
- ¿No te parece que la vida es también un milagro?
- No -dijo Grabriela-. La vida es para hacer milagros.

Martín Descalzo - Razones para el amor


martes, 8 de marzo de 2016

Poema: La mujer esencial



LA MUJER ESENCIAL

Porque eres mucho más que la belleza
y mucho más que un cuerpo
con una llamarada de gozo entre los flancos.
Porque eres más que un vientre para el hijo
y mucho más que la ilusión de un hombre
que preñe tus silencios
y marque con su aliento tu camino.

Porque eres la mujer, el equilibrio,
la sensatez, la calma, la cordura.
Porque en tus manos guardas bendiciones,
hay paz en tus palabras
y estás hecha de aromas y ternura,
rompe ya tus espejos, renuncia a ser fetiche
y al metro con que miden tu figura
y amamanta la historia con tus pechos de harina
recobrando tu luz y tu estatura.

¡Vuelve a ser la mujer!
Vuelve a ser ese fuego
donde arden el amor y la decencia,
vuelve a ser tierra firme
generosa y fecunda,
vuelve a ser aire puro
que agite alas y brazos,
vuelve a ser agua limpia
sin marcas ni amargura.

¡Vuelve a ser la mujer!
Ya no escuches más cantos de sirenas,
recupera tu esencia, tu destino,
te lo suplica un mundo que agoniza,
te lo reclama el hombre con su voz de martillo,
antes de que se muera la esperanza,
antes de que ya todo esté perdido.

Beatriz Rivera.

viernes, 4 de marzo de 2016

La más dulce de las necesidades


Por lo menos una vez al día nuestro viejo gato se acerca a alguno de nosotros de una manera que todos hemos llegado a reconocer como especial.

No significa que quiera que le den de comer ni que lo dejen salir, ni nada por el estilo. Lo que necesita es algo muy diferente. Si tiene un regazo a mano, se sube a él de un salto; si no, lo más probable es que se quede ahí, con aire nostálgico, hasta que vea que hay uno preparado.

Una vez acomodado en él, empieza a ronronear antes incluso de que uno le acaricie el lomo, le rasque bajo el mentón y le diga una y otra vez que es un gato estupendo. Después, con su «motor» acelerado al máximo, se acomoda hasta encontrar la posición que le gusta y se instala. De vez en cuando, su ronroneo se descontrola y se convierte en ronquido; entonces te mira con los ojos abiertos de adoración y te dedica ese prolongado ir cerrando los ojos que es la muestra final de la confianza de un gato.

Al cabo de un rato, poquito a poco, se va quedando quieto. Si siente que todo va bien, puede ser que se quede en el regazo para echarse una cómoda siestecita. Pero es igualmente probable que vuelva a bajar de un salto y se vaya a atender sus cosas. Sea como fuere, la razón la tiene él.

—Blackie quiere que lo «ronroneen» —dice simplemente nuestra hija.

En casa no es el único que tiene esa necesidad: yo la comparto y mi mujer también. Sabemos que no es una necesidad exclusiva de ningún grupo de edad, pero aun así, como yo no sólo soy padre, sino además profesor, la asocio especialmente con los chicos, con su necesidad rápida e impulsiva de un abrazo, de un regazo acogedor, de una mano amiga, de una manta cálida, no porque nada les falte, no porque sea necesario, sino simplemente porque ellos son así.

Hay un montón de cosas que me gustaría hacer por todos los niños y, si sólo pudiera hacer una, sería ésta: asegurar a cada niño que, esté donde esté, tendrá por lo menos un buen ronroneo cada día.

Porque los niños, como los gatos, necesitan su tiempo de ronroneo.


Fred T. Wilhelms

miércoles, 2 de marzo de 2016

Dios cuenta contigo



- Sí, ya sé que sólo Dios puede dar la vida; pero tú puedes ayudarle a transmitirla.

- Sólo Dios puede dar la fe; pero tú puedes dar tu testimonio.

- Sólo Dios es el autor de toda esperanza; pero tú puedes ayudar a tu amigo a encontrarla.

- Sólo Dios es el camino; pero tú eres el dedo que señala cómo se va a Él.

- Sólo Dios puede dar el amor; pero tú puedes enseñar a otros cómo se ama.

- Dios es el único que tiene fuerza, la crea, la da; pero nosotros podemos animar al desanimado.

- Sólo Dios puede hacer que se conserve o prolongue una vida; pero tú puedes hacer que esté llena o vacía.

- Sólo Dios puede hacer lo imposible; sólo tú puedes hacer lo posible.

- Sólo Dios puede hacer un sol que caliente a todos los hombres; sólo tú puedes hacer una silla en la que se siente un viejo cansado.

- Sólo Dios es capaz de fabricar el milagro de la carne de un niño; pero tú puedes hacerle sonreír.

- Sólo Dios hace que bajo el sol crezcan los trigales; pero tú puedes triturar ese grano y repartir ese pan.

- Sólo Dios puede impedir las guerras; pero tú puedes no reñir con tu mujer o tu hermano.

- Sólo a Dios se le ocurrió el invento del fuego; pero tú puedes prestar una caja de cerillas.

- Sólo Dios da la verdadera y completa libertad; pero nosotros podríamos, al menos, pintar de azul las rejas y poner unas flores frescas en la ventana de la prisión.

- Sólo Dios podría devolverle la vida del esposo a la joven viuda; tú puedes sentarte en silencio a su lado para que se sienta menos sola.

- Sólo Dios puede devolverle las fuerzas a un anciano; tú puedes demostrarle que no está solo y que sus opiniones te siguen interesando.

- Sólo Dios puede inventar una pureza como la de la Virgen; pero tú puedes conseguir que alguien, que ya las había olvidado, vuelva a rezar las tres Avemarías.

- Sólo Dios puede salvar el mundo porque sólo Él salva; pero tú puedes hacer un poco más pequeñita la injusticia de la que tiene que salvamos.

- Sólo Dios puede hacer que le toque la lotería a ese pobre mendigo que tanto la necesita; pero tú puedes irle conservando esa esperanza con un pequeña sonrisa y un «mañana será».

- Sólo Dios puede conseguir que reciba esa carta la vecina del quinto, porque Dios sabe que aquel antiguo novio hace muchos años que la olvidó; pero tú podrías suplir hoy un poco esa carta con un piropo y una palabra cariñosa.

En realidad, ya ves que Dios se basta a sí mismo; pero parece que prefiere seguir contando contigo, con tus nadas, con tus casi-nadas.


José Luis Martín Descalzo