miércoles, 29 de abril de 2015

Una historia de amor verdadero

Un médico cuenta la siguiente historia de uno de sus pacientes:

Sobre las 8:30 de la mañana, llegó un señor mayor como de unos ochenta años, a urgencias para que le suturaran una pequeña herida que se había hecho en uno de sus dedos. Estaba un poco nervioso y pidió el favor que lo atendieran lo antes posible, ya que tenía una cita a las 9:30.

Una de las enfermeras, viéndole mirar el reloj con cierta ansiedad avisó al médico de guardia para que le echase un vistazo. Al llegar este y al verle tan apurado le dijo:

—¡Qué pasa, hombre! la herida no tiene mucha importancia, no se preocupe. ¿Tiene usted otra consulta?

­—No —respondió el anciano—, pero tengo que ir al geriátrico para desayunar con mi mujer.

— ¿Y, qué le pasa, está enferma? —preguntó el doctor.

—Hace tiempo está allí porque padece de Alzheimer —respondió.

Entonces el médico le preguntó:

—¿Se preocuparía su mujer si un día no viniese a desayunar con ella?

—Ella ya no se acuerda… ya no sabe quién soy, desde hace cinco años no me reconoce.

El doctor sorprendido le dijo:

—¡Qué bien! y aun así sigues desayunando con ella cada mañana a pesar de que ella no te reconoce.

El hombre sonrió, lo miro a mis ojos, le apretó la mano y entonces le dijo:

Ella no sabe quién soy yo, es verdad, pero yo sí sé quién es ella y aún  la amo.

La respuesta emocionó al médico de tal manera que a duras penas pudo contener las lágrimas. Cuando comentó la historia con la enfermera confesó: Ese es el tipo de amor con el que he soñado toda mi vida. El que pervive a través del tiempo, acepta lo que venga y actúa con total generosidad.


Fuente: El mensaje circula en las redes sociales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario