Una rosa abría sus pétalos y
soñaba con la compañía de las abejas, pero ninguna aparecía.
Un día el sol le preguntó:
— ¿No te cansas de esperar?
— Sí —contestó la rosa—. Pero si
cierro mis pétalos, me marchito.
“Aunque el amor no aparece
seguimos esperándolo”
No hay comentarios:
Publicar un comentario