El amor es libre, nada lo
ata, lo encadena o lo aprisiona. Un amor que coarta la libertad propia o del otro, no es amor sino egoísmo. Se ama en la libertad de quien decide
voluntariamente entregar afecto, compresión, ternura, ánimo o aliento. El amor
solo es amor, cuando le permitimos volar, cuando traspasa los linderos del
corazón y se expande más allá de los límites de nuestro cuerpo, nuestra
familia, amigos o conocidos.
El amor es libre, y al mismo
tiempo libera, rompe cadenas que nos impide confiar en nosotros o en los demás.
El amor es una fuerza poderosa, que no conoce prisiones, que persiste el
tiempo, la distancia, el fracaso o la derrota. Está presente a pesar que el
otro no nos ame, nos ignore o rechace, lo damos libremente, sin condiciones,
sin reclamos. Nadie, ni nada, nos impide amar profundamente, es un regalo que
brindamos libremente, y con las mejores intenciones de hacer el bien. Cuando en
el supuesto acto de amar libre, lastimamos a otros, ya deja de ser un amor verdadero.
No existe un solo contrato,
voto o ley que nos obligue a amar, es una decisión que libremente tomamos,
libremente mantenemos o libremente transformamos. Quien pretende aprisionar el
amor con exigencias, manipulaciones y chantajes afectivos, simplemente logra
que huya más rápido. Un amor que aprisiona es un amor que asfixia y le resta
entusiasmo y alegría a la mutua compañía. Un amor que encadena, es un falso
amor, somos espíritus libres que necesitamos de variadas experiencias para
crecer.
Amar en libertad, no es lo
mismo que libertinaje, o hacer lo que plazca sin medir las consecuencias
negativas de los actos. Amar en libertad es aceptar que él otro no me
pertenece, no es posesión mía. Es reconocer que cada uno elige la vida que
quiere vivir, tiene sueños propios, capacidades y talentos especiales, que
requieren su propio espacio para desarrollarlos y darlos al mundo.
La libertad es un valor del
hombre, quien con cada decisión define su vida, su destino, elige a quien amar,
cómo y cuándo. Un verdadero amor nunca muere, es una energía que se transforma
continuamente. Amar en libertad es aprender a soltar, dejar que cada uno viva
su vida, y vivir la propia de la mejor manera. La libertad es la maravillosa
cualidad que Dios nos regala para elevarnos sobre las prisiones que intentan
atarnos a una realidad que no existe, y nos permite llegar a metas supremas de
realización.
Liliana
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