En
el siglo pasado, un turista de los Estados Unidos visitó al famoso rabino
polaco Hofetz Chaim.
Y
se quedó asombrado al ver que la casa del rabino consistía sencillamente en una
habitación atestada de libros. El único mobiliario lo constituían una mesa y
una banqueta.
—Rabino,
¿dónde están tus muebles? —preguntó
el turista.
—¿Dónde
están los tuyos? —
replicó Hofetz.
—¿Los
míos? Pero si yo sólo soy un visitante... Estoy aquí de paso... —dijo el americano.
—Lo
mismo que yo—dijo el rabino.
Anthony de Mello
No hay comentarios:
Publicar un comentario