Un día un hombre
millonario quería darle una lección a su hijo, lo llevó a visitar una sencilla
familia campesina, para que aprendiera a valorar las cosas que tenía.
Al regresar el padre preguntó
al chico:
— ¿Viste como vivía esa pobre gente?
— Sí papá — contestó el niño.
— ¿Y qué aprendiste? —replicó el padre
—Aprendimos que nosotros
sólo tenemos una piscina que mide 40 metros, ellos tienen un riachuelo que no
tiene fin. Nosotros tenemos un patio que mide 100 metros el de ellos llega
hasta el horizonte. Nosotros tenemos sólo unas costosas lámparas, ellos tienen
los astros y las estrellas. Pero sobretodo, vi que ellos tenían mucho tiempo
para jugar, dialogar y cenar juntos. A ti y a mamá los veo de vez en cuando,
porque nunca tienen tiempo libre.
Al terminar, el hombre no
tuvo más que decir.
El pequeño en cambio agregó:
—Gracias papá, por
enseñarme lo ricos que podemos llegar a ser.
No hay comentarios:
Publicar un comentario