Amar es desear el bien, lo
mejor, aquello que aporta felicidad y crecimiento. Todo acto nace de un deseo,
un impulso que surge internamente y orienta las acciones que realizamos. Desear
la felicidad a las personas que amamos es natural en nosotros. Pero no siempre
deseamos el bien a los enemigos, por el contrario, muchas veces en nuestra
mente explotan pensamientos negativos, que para nada son compatibles con el
bien.
Damos por correcto, desear
el mal a las personas que han obrado mal. Tenemos malos pensamientos y deseamos castigos justos
ante: un hombre que entra con un arma a una escuela a terminar la vida de niños
inocentes, o a aquel que viola y tortura a otros tantos, a alguien que estafa a
miles de familias, al secuestrador, el que prostituye menores, al guerrillero,
al político corrupto, por mencionar algunos.
Cuando escuchamos noticias
como las anteriores, tenemos un clamor por justicia, somos capaces de sentir
sentimientos profundos de amor por las victimas pero no por el agresor. Es allí
donde surgen fácilmente palabras de condenación, y tiramos no una sino
múltiples piedras al acusado con nuestros pensamientos. Las palabras de Jesús
cobran vida: “No juzguéis y no seréis juzgados”. No nos compete a nosotros ser
los jueces, y ante el mal solo podemos tratar de contrarrestarlo con actos de
amor.
Orar, pedir luz y sanación interior es una buena elección, es una manera
de amar. Por supuesto esto no evita que la justicia obre ante quien ha causado
daño. Al reconocer que todos somos
víctimas de victimas, y que detrás de un acto violento se encierra una historia
de vida, que muchas veces no se publica en la prensa, nos hace sentir más
compasión y amor ante la persona que ha violentado a otros.
Amar es desear el bien a
aquellos que directamente nos han herido, es liberarnos del deseo de venganza
que a veces nos atormenta ante hechos que consideramos injustos. Ningún acto de amor es más
grande que perdonar a nuestros enemigos y desearles el bien. Tarea difícil, pero
comprendemos que perdonar es un acto tanto humano como divino, y que en Dios
todo lo podemos.
Oro al padre todopoderoso, para que en nuestros corazon solo existan sentimientos nobles por cada uno de los seres de este planeta.
Liliana
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